Para hablar de este tema es necesario hacer memoria.
Esta gran demanda estudiantil tiene sus
orígenes el año 2011 (de la mano con la gratuidad). Es así que el presidente de
la República Sebastián Piñera accede a tal solicitud comprometiéndose a la
derogación de los artículos 56 e), 67 e) y 75 e) del DFL 2 del 2 del 2009 más
las normas pertinentes vigentes aún en la antigua LOCE. El mandatario accede a esas demandas porque
en gran medida no significa ningún costo económico para su gobierno. Sin
embargo, esta materia paso a segundo plano durante un tiempo tomando fuerza
durante el presente año.
¿Es conveniente la democratización para las
universidades? ¿Cuál es el costo? La verdad que a mi juicio no genera ningún
inconveniente y ningún costo. Es más, creo que la democracia como concepto no
es un problema y mejora las relaciones entre todos los actores de una
comunidad. Porque una de las principales
funciones de una universidad es formar ciudadanos íntegros y responsables con su entorno, y que mejor
que eso que se dé en una comunidad donde existe pluralidad de pensamientos e
ideologías. Democratizar las universidades significa generar responsabilidad e
integración por parte de todos los actores por su comunidad. Sentirse parte de
las decisiones, respetando el principio de las mayorías, trae como resultado la apropiación e identificación de los
estudiantes, trabajadores, profesores y autoridades por su misma comunidad.
Sin embargo para lograr dicho objetivo necesitamos
aprender del pasado. Creo que no sería pertinente crear órganos que
obstaculicen la dinámica eficiente que existe hoy en la administración. Estos
espacios deben tener como fin generar
debate y poder llegar a consensos entrecruzados de las políticas y directrices que
deben tener en cuenta los ejecutores al momento de la implementación de ellas.
En la universidad debe haber principios y valores
democráticos partiendo de la participación como pilar básico; el pluralismo
como reconocimiento de la diversidad en una realidad que es inevitable; la
libertad como eje de la autonomía y la justicia como su correlato; el respeto
mutuo como punto de encuentro positivo entre los seres humanos y la sociedad:
el valor civil que lleve a levantar la voz por una causa justa y como rechazo a
la arbitrariedad y a la injusticia; y la solidaridad como empatía y
reciprocidad para reducir la violencia, la opresión o la fuerza bruta en la
misma organización.
Esperamos que todos los sectores estén a la altura del
debate para lograr un mejor espacio donde todos podamos expresar libremente y
responsablemente la idea de universidad que tenemos, y que mejor que poder
converger y construir entre todos una mejor Universidad y Sociedad para todos.
Alejandro Valenzuela
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