martes, 4 de febrero de 2014

Ya han pasado varios días desde el conocimiento del fallo del Tribunal de La Haya que resolvía el diferendo marítimo entre Chile y Perú. No quiero dedicarle palabras al fallo en sí precisamente, sino particularmente a la frase que estuvo en los noticiarios y portada de diarios: el abandono de Arica.

Quiero dejar en claro para el lector que no es de la región de Arica y Parinacota lo siguiente: Esta frase la tiene el ariqueño en el subconsciente hace más de 40 años. Podríamos decir que esta sensación de abandono se instaló en el ciudadano desde que dejó de funcionar la Junta de Adelanto, muy añorada por todos.

Durante la dictadura militar y los gobiernos de la democracia muchos han sido “las intenciones” de hacer algo por la ciudad de la eterna primavera: Ley Arica 1, Ley Arica, Ley Región de Arica y Parinicota y entre otros incentivos tributarios.

¿Será la solución sólo la voluntad del legislador para quitar esa sensación de abandono? ¿Será solo a través de leyes que buscan soluciones momentáneas la que cambie la puerta norte de Chile?

Primero, debemos situar Arica.  Se encuentra entre dos ciudades que son polos de desarrollos: Tacna (Perú) e Iquique (Chile).  Ambas ciudades tienen una zona franca, sector donde existen beneficios tributarios para los comerciantes que deciden invertir en dichas zonas.  También son ciudades donde ha existido inversión fuerte en obras públicas, enfocada especialmente a lo que se refiere al acceso y embellecimiento de la ciudad, con un claro fin de desarrollar el área turística.

Segundo lugar, cifras.  Lo enfocaremos en el presupuesto nacional. Para el año 2014, Arica tiene destinado para su partida regional 46, 2 millones de dólares. Iquique tiene una partida de 59,2 millones de dólares. En el caso del Perú, solo lo podemos comparar con los gastos ejecutados a través del presupuesto nacional que equivale aproximadamente a 100 millones de dólares. A esto hay que agregar la inversión privada, que notoriamente es mayor en Tacna e Iquique.

Las ventajas de Arica a la demás ciudades, sin política de Estado, pueden ser sorprendente.  La región cuenta con una de las zonas agropecuarias con mayor desarrollo de Chile, a través de la importación y exportación de choclos, tomates, cebollas, ajos, aceitunas, etc. No existe ninguna política estatal en esta materia.

Otra ventaja, ya mencionada por estos días, es la pesca. Una región rica en anchovetas, jurel, bacalao y otros peces. Tampoco no existe una política de estado en esta materia.

La minería. Punto sensible en las discusiones del diario vivir entre los ariqueños y parinacotenses, por el hecho de mediar el desarrollo económico y la protección al medio ambiente. Sin embargo, solo han sido gestiones de los gobiernos de turno para incentiva la producción minera, no existiendo  ninguna política a largo plazo más allá de los colores políticos.

Una de las características principales de la ciudad de la eterna primavera: El clima. No ha sido nunca potenciado a nivel internacional como factor en el plano turístico internacional. Siendo una de las ciudades de Sudamérica con el clima promedio ideal para descansar durante todo el año, más allá de unos panfletos y publicidad, no existe una verdadera visión de comuna y región respecto al área.

Quería dejar al final lo más interesante. La situación geopolítica de Arica. Recuerdo en mi infancia de un proyecto que nunca se consolidó, pero aún sigue siendo rimbombante su nombre, que Arica es la “La Puerta de América”. Al norte de la ciudad solo se puede ver sitios eriazos con escaso desarrollo de dicho proyecto. Pero quiero quedarme con el nombre.  ¿Podemos ser la puerta de América? Claramente que sí. Ciudad tripartita, multicultural, donde la ciudad se ha desarrollado por más de 80 años como un punto de unión de varias nacionalidades (No sólo de Chilenos, Peruanos y Bolivianos, sino también de gente que vino de Europa y Asia, sin olvidar tampoco la cultura afro que se encuentra muy engendrado en el diario vivir ariqueño).  En la actualidad, siendo una de las ciudades afectadas por el conflicto marítimo, la gran parte de la ciudad fue cauta y tolerante con el resultado del fallo, dando así otra característica a la región: Respeto. Geográficamente, puede ser la puerta de entrada por el Pacifico a varios países (Sur de Perú, todo Bolivia, Paraguay, Norte Argentino y suroeste Brasileño). 

Es verdad que todas estas aspiraciones muchos de nosotros la hemos conversado. ¿Pero qué falta? La respuesta es una y bien sonora: Política de Estado para la Región de Arica y Parinacota.  Podríamos definir política de Estado como el conjunto de planes, programas y medidas de desarrollo social, económico, estratégico y cultural que adopta la administración del Estado para el beneficio de un conjunto de personas o un determinado sector geográfico, que han de ser realizadas a largo plazo, independiente del gobierno ejecutor de la época. 

Ahora la pregunta es ¿Por qué Arica debe tener dicha política en desmedro de las demás regiones? Acá las respuestas son diversas, pero me voy a centrar en tres aspectos pilares. En primer lugar, como se ha mencionado anteriormente, su situación geopolítica. Una ciudad que es la puerta de entrada de  un país no puede mostrar lo peor de él. Su aislamiento de las demás ciudades de Chile y ser una de las ciudades a mayor distancia del centro de poder, trae como consecuencia que el “chorreo” del centralismo sea escaso.  No quiero dar fundamentos que han realizado algunos políticos, que dicen que Arica se debe proteger porque “se hace patria y soberanía”. Creo que militarizar una zona que tiene característica de tolerante, multicultural y de fraternidad puede ser un error que nos puede costar muy caro en materia de relaciones exteriores.

Un segundo pilar porque debe haber política de estado para Arica tiene su fundamento en ser una de las regiones con menos crecimiento y desarrollo económico de Chile. Esto trae como consecuencia que los habitantes emigren o trabajen en otras partes del país, y por ende desencadena en una serie de problemas socioculturales: abandono de hogar, alcoholismo, drogadicción, malos resultados en educación, etc. No es algo que este inventando, puede usted constatar esto a través de estudios y estadísticas.  Creo  que es un punto sensible y que debe ser tratado con mucho profesionalismo por nuestras autoridades.

En tercer lugar, política de estado por su historia y su gente. Creo que algo que caracteriza al ariqueño, que independiente de todas las dificultades naturales que existen, quiere ser distinto y ser un aporte para el resto del país. Que pese a la lejanía de los demás compatriotas, el ariqueño nunca se ha dejado estar y siempre se hace presente, aportando con granos de arenas al desarrollo social, político, cultural, deportivo, etc., a esta larga franja de tierra. Tenemos  muchas falencias que corregir, como la corrupción, que no solo es responsabilidad de la administración sino de los ciudadanos que tienen el deber de fiscalizar y exigir el cumplimiento de los compromisos realizados por la autoridad.


Arica merece una política de estado, merece un cambio para el bien de todos. Porque Arica también es Chile.  

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